lunes, 8 de agosto de 2011

Voces desde la consciencia

“Lo malo de la experiencia es que es enemiga de la espontaneidad y del arrojo”. Así de contundente lo escribía. Así de convincente abría ese día su post Laura Llo (www.laurallo.com). Era una más de sus reflexiones en voz alta acerca del difícil arte de amar. Otro excelente análisis de aquello sin lo que no podemos vivir. Pero que a la vez ya no dejamos que nos enturbie la mirada.

Nos hicimos mayores. Crecimos. Nos volvimos menos espontáneos, sí. Más cautos, puede ser. Más perversos con el dolor, al que cerramos la puerta en cuanto se atreve simplemente a asomar su mirada. No hay espacio para ti. En ningún ámbito de la vida. Pero menos. Y especialmente. En el amor.

Ya vivimos nuestra bohemia. Ya nos enamoramos de poetas. Ya hicimos el amor bajo las estrellas. Ya le rogamos a lo imposible que nos regalara algunos fragmentos de vida. Algunas horas con él. Una tarde de pasión. Una noche inesperada. Unas palabras que nos seducen doble porque les amamos a ellos y amamos las letras.

Ya nos quedamos horas frente a una terraza mirando un mar tan perdido como nuestro deseo. Ya peleamos contra lo prohibido. Ya le dimos una oportunidad a la distancia. Ya volvimos a empezar. Y erramos al hacerlo por querer vivir cerca todo aquello que hasta entonces había estado lejos.

Y volvimos a equivocarnos. Por cerrar las puertas, entonces, a la realidad solo con la condición de sentir. Sentir sin hacerle caso a las señales de alerta. Sentir por el simple derecho a sentir. Por la necesidad de cosquilleo. Y engañarnos, de nuevo, solo porque nos convenía a nosotros. Él nunca nos ofreció un futuro. Porque era y es un adicto a las mentiras. Y aún sabiéndolo, lo toleramos.

Ya intentamos comprenderles. Ya logramos desengancharnos de esa nuestra necesidad de amar músicos. Ya entendimos que no es suficiente la fascinación por vuestro mundo. Que no nos sirven las partituras vacías de contenido. Que exigimos música, sí. Pero si nos regaláis sinceridad tiraremos al mar las demás composiciones. Y escogeremos, con seguridad, cantos menos sonoros pero más reales.

Ya nos enamoramos de falsos vientos. De falsas promesas. Y así llegamos hasta hoy. A este presente de increíble lucidez, desde donde podemos mirar al pasado y recordar, con una sonrisa, momentos compartidos. Pero sin ninguna... ninguna pizca de nostalgia. Conscientes de que hay amores que solo se viven a cierta edad. Cuando la inocencia nos permite todavía asociar amor con sufrimiento. Cuando la intensidad nos abruma porque llega a pequeñas dosis.

Ya crecimos. Ya maduramos. Ya logramos el deseado equilibrio. De saber que se puede querer y no poseer. Que se debe luchar y no por ello entregarse. Que no sirve perderse entre un mar de sentimientos. Que es mejor navegar juntos entre espacios de libertad. Que la entrega solo tiene sentido cuando es compartida. Y que tan solo sobre bases firmes se construyen relaciones duraderas.

“Lo malo de la experiencia es que es enemiga de la espontaneidad". Sí. Lo bueno... Lo bueno es que nos sopla aquello que de verdad necesitamos. Y sobre todo... aquello que merecemos. Y sucede que en este convenio de merecimiento también hay estrellas. Y mares. Y canciones. Y poesía. Sueños que no se van al amanecer. Porque por fin supimos escoger.

7 comentarios:

Lux Lisbon dijo...

Pues la verdad es que sigo bastante perdida....no he llegado a esa lucidez....he acumulado experiencias pero sigo chocando contra la misma piedra una y otra vez....

Xili dijo...

Bienvenida al club Lux Lisbon. Aprenderemos y sino, al menos aprenderemos a disfrutar de los repetidos golpes.

Ay Àngels...qué ganitas tengo de verte!

No dejes de escribir jamás.

Besos!!

Laura Lló dijo...

Excelente escrito Ángels. Ciertamente la lucha es lograr amar de forma sana. No necesitar ni que nos necesiten. No obsesionarnos ni que se obsesionen con nosotros. Una búsqueda que vale la pena, sobre todo, como bien rematas al final de tu texto, sin renunciar a la magia.
Me ha encantado.

Mary dijo...

Brutal!

KALIMA dijo...

Gracias a todas. Supongo que vivir es más fácil de lo que alguna vez imaginamos. Y amar también debe serlo. Un abrazoo!!

lgg dijo...

qué bueno, vos!!! como nos entendemos, qué fácil poner cara a los amores pasados, tuyos por un lado, y míos por otro...
te quiero!

lgg dijo...
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