jueves, 12 de marzo de 2009

Siento...luego existoooo


Acaba de finalizar un nuevo 11 de marzo. Y con él, de incorporarse un nuevo ocho en mi vida. El 8 es mi nuevo favorito. Y 28 son los años que acabo de cumplir. Ochenta las experiencias vividas y ocho mil las que quiero escribir en el libro del futuro. Ocho vidas las que aspiro para mis días y ocho libros los que quiero absorber por mes. Ocho manos que me den ternura, ocho ojos que me enseñen a mirar más allá de las fronteras, ochenta las ciudades que me abran sus puertas, ochocientos los amigos y también las palabras que quedan por decir….Innumerables las sensaciones.

Termino el día con Marc Antony, asumiendo el riesgo que tiene la confesión en este país faltado de pasión por la salsa. Hoy acepto que me tilden de cutre, de cursi o de huachafa, como dirían en mi Perú querido. Hoy acepto cualquier crítica porque vengo de recibir una rosa y un libro. La rosa, roja y encima acompañada de bombones. El libro, una sorpresa absoluta. Una diana en el universo de los amantes de Kapuscinski. ¿Qué otra forma hay de comprobar que los que te rodean ya te entendieron? ¿Qué mejores palabras que las del gran maestro, confiadas en secreto de autobiografía?

No me pinchen. No quiero despertar del sueño de creer. Aprendí a desterrar la palabra utopía y a canalizar aquello que le llaman idealismo. Imposible sólo es el llover que no fluye de las nubes, el vuelo de los delfines, el calor que hiela o las piedras de seda. El resto…del resto podemos ponderar su grado de dificultad, asumir lo difícil del camino, decidir otorgarle el juego al azar. Pero ¿no es más excitante atreverse a no abandonar los sueños? ¿No tiene algo de emocionante la lucha que convierte en formas las ideas reveladas por la pasión de las ambiciones?

No, no me roben el creer. Más bien denme fuerzas para dibujar proyectos con los que sentir. No necesito acompañarme de grandes nombres, sino de mucho conocimiento. No necesito tocar las yemas del reconocimiento externo sino resistir ante mis inquietudes. No confío en los cambios universales sino en las pequeñas contribuciones, a menudo más universales que las pretendidas reales. No necesito que me informen de las limitaciones de nuestro poder. Sino más bien que me ilustren con iniciativas exitosas. El no siempre estará allí. Preferí ver el sí.

Me lo recuerdo en este día, siempre especial, en que siento cercanos a los míos. Un día de sol en la primavera madrileña que empieza a espiar por las ventanas. Para algunos, el día del cumpleaños es sólo un día más. Para mí, es el transcurrir de algunas horas más intensas de lo habitual. Me doy el tiempo de hablar con los míos, me leo los mensajes de felicitación con especial entusiasmo y suelo hacer un ejercicio de relativización. Tras escuchar ayer a niñas de la guerra en Sierra Leone y acercarme hoy a la tragedia de la inmigración africana, no reconocer la felicidad en medio de la rutina puede constituir un delito.

Por eso, y aunque no debieran cumplirse años para practicarlo, cada 11 de marzo me doy licencia expresa para ser feliz. Puede que ello sólo dependa de la consciencia invertida en que así sea. O que sea un gran engaño, como me intentaron hacer creer alguna vez. Pero este engaño, también depende de cómo se escoja ser vivido.

3 comentarios:

X dijo...

Claro que sí...sí, sí, sí y más sí linda!!

Anónimo dijo...

Ilusionante, vibrante, emocionante, gratificante,edificante, motivante impresionante. En una palabra: acojonante.

Ante todo, vivir intensamente.

AMA, que el 11 de marzo de 2069 tu disfrute se eleve al cuadrado sobre lo que habitualmente disfrutas el día de tu cumpleaños.

Mary dijo...

Molt bonic aquest post! D'aquí un mes i mig pensaré en tu i entraré en els 29 com ho has fet tu en els 28.
Petons reina, a veure quan fas una visiteta a la Sagrada Familia.