domingo, 1 de marzo de 2009

Corro al lado del tren color gris

Busco entre los minutos una hora que robarle. Bailo al son de mis deberes, entre lunas que dejo pasar y suelos que hoy no me regalan las huellas del paso consciente. Olvido las estrellas y algunos brillos. Miro hacia delante, no pienso. Y con ello a veces pierdo… a veces …gano en convencimiento. Ruego que me recites. Reto el tiempo y el vivir que me den un descanso. Que me disculpen la ignorancia y vengan a ratos a poner color.

Cuento algunos días, dejo pasar las horas que son el pasillo hacia la vida, invierto en el saber. Gozo el escuchar. Dejo fluir los vientos que absorben más arena de la que me regalan, no les permito el robo de esa energía tan preciada. No olvido el valor del vivir, que le roba horas a la pluma. No obvio los días que se suceden sin tintes de consciencia. Tampoco el pasar de las sensaciones. Aunque el tren siempre está allí, ya decidí correr a su lado.

Puede que la prisa sea la mejor forma de perder el tiempo. Y la incertidumbre el látigo más cruel contra los sueños. Pueda que la lucha no tenga el color de la pasión. Y que la música se quede dentro para aliñar otros momentos. Que el arco iris solo se vea cuando se inclina la cabeza hacia los lados. Y que otros gozos te dejen seca. El vacío ya no es lo que antes era. Aunque ni seco, puedo olvidar ese sabor que debo recordar para imponerme.

Vacío es el color del día que amenaza pero no cae. Del cielo panza de burro. De los techos que existen para no significar. Los tiempos…aquellos que parecen grises por el color de la monotonía no son más que rojos extremos amainados de serenidad. Convierten el logro en costumbre y la lucha en sendero. Tienes razón cuando me hablas de ese estado desde el cual se dibujan los caminos del éxito. Te creo cuando me aseguras que el lejano oriente un día rozará mis yemas.

Y mientras…camino entre certidumbres que roban intensidad a la inocencia para hacer crecer hábitos con los que vestirme de paciencia. Con los que regar las flores que no se ven porque están teñidas de gris. No les permito que me juzguen. No les otorgo el poder de la crítica. Obvio un pasado al tiempo que miro el horizonte. Sonrío por el equilibrio recuperado y alejo las tentativas del lamento. Tú me recuerdas que el sacrificio es un mar y que sólo desde el océano se toca el cielo.

Ya decidí correr al lado de ese tren…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Angel of my heart me dejas speechless...me encanta!

Besos