sábado, 6 de noviembre de 2010

Diario de Uganda: Titulares para la cena

Hacer planes en Uganda resulta inútil. Uno puede intentarlo y creer que se van a cumplir. Pero en lo más profundo de sí mismo sabe que están sujetos a todos los cambios posibles. Parte del viaje consiste en asimilar esas desviaciones en el camino.

El día de ayer iba a ser tranquilo. Una visita a la mezquita de Gadaffi durante la plegaria del viernes y otra a la principal radio televisión de Uganda, Ugandan Broadcasting Corporation (UBC). Lo primero, una experiencia que terminó siendo más espiritual de lo que podría haber imaginado, me sirvió para comprobar que aún quienes nos creemos libres de prejuicios, no tenemos idea de cuán influenciados vivimos por ellos.

Lo segundo resultó ser la confirmación de que, aunque el orden de los factores cambie, aunque los tiempos sean otros, las cosas terminan sucediendo en Uganda. Solo así se puede entender que de los caóticos estudios de grabación de UBC acaben saliendo los boletines de noticias puntuales.

De los dos edificios que integran esta corporación, el espacio televisivo es el más surrealista. La redacción está compuesta por una quincena de escritorios desordenados donde merodean jóvenes periodistas. El jefe de redacción se sitúa en medio, en una mesa diminuta desde la que nos cuenta como se 'organizan' diariamente.

Enfrente, justo al otro lado, se encuentra la sala de edición, compuesta mayormente por hombres que se divierten con nuestra visita. Desde el pasado verano España está asociada para muchos africanos al mundial de futbol. Aunque la relación futbolística de este continente con Europa se remonta a antes de esta victoria. Los ugandeses, como los latinoamericanos, son fervientes seguidores tanto de la liga española como de la inglesa.

La visita en la UBC nos deja el dulce sabor de la conversación con Haz Ashley, el coordinador técnico de los estudios de radio, con el que tendremos ocasión de hablar más adelante. Extrañamente agudo, Haz resulta ser una de las pocas personas que a simple vista intuyes transparentes. Una especie en extinción en un mundo que a veces parece gobernado por las apariencias.

Los planes para ese viernes tenían que haber terminado allí, pero de repente el Alto Comisionado Adjunto de Trinidad y Tobago llamó a Kamilah y nos encontramos intercambiando opiniones sobre Uganda en un restaurante cerca de Garden City. La conversación sobre las costumbres de los karamojong atrapó de tal manera a ambos que quisieron ver las imágenes que Kamilah tomó en el norte.

¿Conclusión? Una pizza y un proyector en casa de un amigo. Nada de formalidades y muchas risas. De fondo, las imágenes de los guerreros del norte, comunidades que no entienden de edades, que expresan los años con la altura, que nombran a sus hijos con la época del año en la que nacen, que conservan bailes tradicionales. Comunidades que no entienden de países porque la única nacionalidad a la que pertenecen es su tribu. Y éstas hace años que fueron menospreciadas por líneas divisorias sin sentido.

De regreso a casa, el Alto Comisionado nos acerca al Old Taxi Park. Miro alrededor, paisajes que pronto abandonaré. Observando fuera, donde las calles no dejan nunca de respirar vida, veo de repente acercarse un vendedor de periódicos.

“Saturday Monitor”. ¿Comooooo?? Son las 8 de la noche y Uganda vende ya las noticias del día siguiente. Me pregunto a qué hora cerrarán las redacciones si las imprentas han mandado a la calle ya los titulares del día siguiente. Como siempre África es imprevisible. Distinta. Sorprendente hasta el punto de obligarte a reinterpretar las pautas que rigen el mundo. A releer la vida.

Hace dos días la correa del reloj se rompió, convirtiendo el hecho en metáfora del tiempo

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