Se suele pensar que el viajar es cosa de jóvenes, que se requiere de un espíritu que la avanzada edad no proporciona. Me lo repite papá muchas veces. Heredero de una situación económica complicada y de una juventud vinculada a la lucha, papá asocia los países en vías de desarrollo con la incomodidad. Quizás por eso evita visitarlos.
Es un apasionado de Centroeuropa. Un fanático de Alemania, país que admira por la seriedad que caracteriza a sus ciudadanos, por su rigor, por el respeto que existe entre ellos. Es una versión parcial, obviamente. Cierta en gran parte, pero parcial. E igualmente parcial es su creencia de que determinadas vivencias solo pueden experimentarse de joven.
Me he encontrado durante este viaje con más de un explorador de edad avanzada. Algunos pasan por el albergue después de recorrer el país. Otros duermen aquí de noche mientras de día intentan tirar adelante proyectos en el campo. Son agradables compañeros de viaje. Entrañables viajeros que suelen aportarte la calma de los años. Expertos aventureros que saben combinar la intensidad de estas tierras con la serenidad del tiempo vivido.
Estoy aprovechando al máximo estos días para encontrarme con periodistas. Quedamos casi siempre en la cafetería que hay debajo del trabajo. Llevo siempre un libro conmigo por si no se presentan. He establecido el rato de espera en una hora. Si no vienen leo. Y así no me siento perder el tiempo.
Por el carácter ‘europeo’ de la cafetería, debe figurar en las guías de viaje. Pues suelen llegar varios viajeros mzungus. Ayer cruzamos miradas con uno de ellos. No podía tener menos de 60 años. Se tomó un exquisito te africano y sacó un libro, en el que permaneció absorto un rato. También yo me sumergí en las palabras durante algún tiempo.
Nos separaba una diagonal de sillas. Y algunos años. Seguro que muchas vivencias. Un mar de experiencia. Y, sin embargo, puede que nos moviera la misma necesidad por explorar. Los mismos incrédulos que no creen en el ser humano suelen pensar que se pierde la inocencia con los años. Yo prefiero pensar que solo se transforma en aprendizaje con el que tomar las riendas de la lucha. Con el que enfrentar inquietudes similares. Con el que seguir creyendo, como solo saben hacer los valientes. Porque ellos, quienes retan la duda, son los verdaderos héroes.
A todos aquellos que me habéis sorprendido en estos días siguiendo mis palabras.
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1 comentario:
Doncs sigues mare i veuras que amb els anys si que es transforma en aprenentatge i et juro que afagaras les regnes (amb plural)de la lluita diaria i constant.
I que consti que són el que més m'estimo en aquest món
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