Después de hablar sobre varias cosas con Lydia Sekandi ayer me encontré debatiendo sobre el asunto del tiempo, un aspecto complicado en Uganda, donde todos los locales justifican el derecho a no presentarse a una cita.
El tema sale a raíz de una llamada que recibe Lydia. “Es increíble porque hay un grupo que nos hace la página web que nos han dejado tirados más de una vez”, me cuenta en un momento de necesidad imperiosa por desfogarse. “Bueno, aquí el asunto de quedar con alguien merecería un ensayo”, le digo. “Desde que estoy en Uganda me han dejado plantada en un café varias veces”, agrego.
“Bueno, eso es normal aquí, tienes que entender nuestra cultura”, me dice. La verdad es que más que la cultura del sin tiempo lo que me resulta difícil de comprender es esa justificación suya justo en el instante posterior a la queja. Seguimos hablando y poco antes de irme, recuperando el tema, me dice: Leí alguna vez la siguiente frase: “Ustedes tienen relojes, nosotros tenemos tiempo”.
La frase, según descubriré más tarde, es de un Tuareg. La pronunció durante una entrevista con Víctor Amela y quedó inmortalizada para siempre en una contra de La Vanguardia el 8 de Septiembre de 2009. Es gracioso porque no se trata de un material nuevo. Había leído antes ese texto e incluso recomendado a colegas. Cuando me doy cuenta de ello me río asumiendo como cambian las cosas cuando varían los contextos.
Es sábado y estoy en Entebbe. Salimos con Robert y Colinn, un amigo suyo que trabaja en Sudán y acaba de llegar a Uganda. Paseando en el coche de Robert de repente nos dice: “Chicos, miren esto, ¿qué carajo significa? Delante nuestro, en medio de un cruce se levanta una señal con un reloj. Debajo de éste leemos la siguiente frase:
- Nunca es demasiado tarde
Colinn no puede dejar de reírse mientras intenta salir del asombro.
- ¿Pero esto qué es? ¿El resumen de una filosofía de vida? Díganme ¿Cuál es la finalidad de un cartel así? No puede creer que algún Gobierno de ningún país motive una proclama así en contra de la productividad.
Robert es más optimista y prefiere ver la señal como un aliento a actuar, aunque sea tarde, antes que una invitación a no tomar en consideración el tiempo. Mientras ellos se ríen me acuerdo de que no es la primera vez que me quedo atónita ante una señal en Uganda. De camino a Kampala una inmobiliaria tiene escrita la frase de Nelson Mandela:
- Un hombre no es un hombre hasta que posee una casa
Y en el camino que lleva al albergue se puede leer en el cartel de una guardería:
- No se rían, mañana seré un ministro
Veamos qué otras grandes frases descubro en el tiempo que me queda en el país...
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