Fischer me recoge estos días un poco antes de lo habitual. Se está celebrando una conferencia regional sobre armas pequeño a la que asiste y debe llegar antes. Durante el trayecto hasta la oficina, donde me deja para seguir camino, hablamos de la propuesta que están elaborando y que deberán suscribir los países participantes al término del encuentro.
Me cuenta que en realidad se trata de una revisión de una propuesta anterior. Me resume algunos de los puntos y cuando está a punto de terminar le pregunto:
- Fisher, que países son los que proporcionan armas a la zona?
- Sonríe en señal de ironía y me responde: No se sabe
- ¿No se sabe? ¿Se tiene idea al menos de la región de donde proveen?
- Bueno…
- ¿Europa? ¿Asia? ¿Estados Unidos?
- Probablemente Europa…
Probablemente se tengan perfectamente identificadas las empresas, pienso…
Cuando llego a la oficina abro el periódico y veo en titulares un tema del que justo me hablaron el pasado fin de semana en Entebbe. Se trata del robo de niños para sacrificarlos en rituales sagrados, una práctica que ha ido en aumento en los últimos tiempos.
De acuerdo a un informe de la policía publicado en el periódico News Vision a principios de año, en 2009 se reportaron 29 casos de sacrificios humanos, un incremento significativo frente a los 3 conocidos en 2007. A esta cifra, hay que sumarle la de 123 personas desaparecidas, la mayoría niños que se sospecha que han sido víctimas de los mismos rituales.
Lo escalofriante del caso no son solo los datos sino la frivolidad de los actos. Pues muchos de estos cuerpos aparecen con las extremidades cortadas. Para intentar frenar esta tendencia el Gobierno creó en febrero una Comisión Investigadora.
Los médicos tradicionales y líderes espirituales culpan a los falsos curanderos de esta atrocidad. Argumentan que ellos no usan cuerpos humanos para apaciguar los espíritus, sino animales. Mientras lo leo, Laura, una de las compañeras en Cecore percibe mi cara de asqueada sorpresa:
- Esto no lo habías visto antes, ¿no?
- No, esto lo asociaba ya solo a civilizaciones antiguas.
Cuesta negar, en ocasiones así, que el hombre sea el más animal de los animales...
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2 comentarios:
Nena, que fort el què expliques.....m'enrecordo quan vaig estudiar antropologia i estudiavem el poder de l'animisme, la bruixeria i el curendarisme té en la cultura subsahariana...i com les supersticions tenien tant de poder que s'arribaven a fer atrocitats. És com les violacions de verges que es fan a algunes zones de l'Àfrica (i que van in crescendo) perque així creuen que es guariran del Sida; o de la por que han agafat a les hordes de nens considerats "maleïts" a les afores d'Inkisi, a la RD Congo, quan són simples orfes de la guerra que intenten sobreviure ("Los niños de Inkisi", documental de Gilbert Mndunga-Nsangata)....
Que terrible la situación, no sabía que en algunas partes del mundo aun se realizaban esas prácticas prehistóricas....
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